Ester Bellver rinde un especial réquiem en memoria de su padre, con esta obra sincera, emotiva y libre.
En aquellos días de hospital a mi padre y a mi se nos cayó la máscara de padre e hija con la que hasta entonces nos habíamos relacionado. Nos encontramos desnudos frente a frente, corazón a corazón, compartiendo profundas reflexiones, recuerdos, chistes, canciones, miserias, dolores y desesperaciones. En las situaciones límite los seres humanos somos capaces de tener un encuentro muy especial. Para ello es necesario dejar de lado o abandonar el papel que a cada uno nos toca cotidianamente representar. Es decir, uno deja en ese lugar de ser quien es, o quien cree ser. Ocurre entonces, que las fronteras entre lo que es uno y otro comienzan a confundirse; la línea entre lo que es dar y recibir se diluye también. El tránsito de mi padre a la muerte me ha proporcionado el encuentro más fuerte que he tenido hasta la fecha con un ser humano. Paradójicamente, el marco de una situación dolorosa puede ser precisamente el que te brinde las cosas más hermosas de tu vida