«Sí, yo lo hice. Yo tomé la decisión, llené la jeringuilla y apreté el émbolo. Yo inyecté el cloruro potásico. Provoqué la muerte porque creo en la vida». Un médico declarado culpable de homicidio, una obra que plantea un debate profundo sobre la eutanasia. Como dice el propio.
Dr. Hourmann, “si queremos vivir bien, ¿por qué no podemos morir bien?” ¿Qué le hizo actuar así aquella noche? ¿Una persona puede decidir cuándo y cómo morir? ¿Qué haríamos nosotros ante la llegada irreversible de la muerte?
Nueve miembros del público elegidos al azar estarán junto a él sobre el escenario. Ellos se convertirán en el jurado popular del juicio que nunca tuvo. Y ellos dictarán sentencia.