HURRA&BRAVO

ARTISTA PORTADISTA #11: Iñaki López Allende

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¿Qué fue antes, la música o el diseño? ¿Crees que diseñarías sin tu cercanía a la música?
 
La música vino primero. Es cierto que durante la infancia y la primera parte de la adolescencia siempre tuve un lado como muy arty, pero no le prestaba demasiada atención. Después de eso, mis tonteos con las artes plásticas se fueron diluyendo al meterme a estudiar ciencias, y fue ahí cuando volqué todas mis necesidades de expresarme y de tener una identidad en el rock'n'roll y la música en general. No fue hasta después de terminar la carrera cuando tuve una crisis existencial y decidí ponerme a estudiar diseño de manera autodidacta, pero ya para entonces tenía un gusto adquirido indirectamente en cartelería, portadas de discos, pintura, cine...
 
Llevo los últimos 14 años de mi vida buceando en música todo el rato y todos los días, así que se me hace muy difícil imaginarme quién sería yo sin esa parte de mi mismo. Probablemente sería un bioquímico muy estresado en medio de una tesis doctoral que de vez en cuando hace dibujos en el lateral de un papel, o algo así. 
 
Estás muy ligado profesionalmente al Dabadaba, ¿crees que la personalidad de la sala influye en tu forma de trabajar?
 
Influye mucho en mi forma de trabajar, sí. Estar en el Daba a tiempo completo es el mejor entrenamiento que puede tener alguien a quién le guste hacer cartelería (a pesar de que hacer carteles solo es una parte de mi trabajo en la sala). Me veo obligado a andar saltando entre estilos y a experimentar constantemente, porque no es lo mismo diseñar para un bolo de flamenco que para una noche de techno (aunque algo de mi sello siempre queda, tampoco nos vamos a engañar), pero el proceso de intentar resetear la mente y de enfrentarse al folio en blanco es siempre muy divertido y aporta muchísima agilidad. De cada pequeña excursión estilística que hago siempre saco nuevos recursos o ideas, que han ido amalgamándose poco a poco hasta crear algo parecido a un estilo como artista gráfico. 
 
Ahora mismo apenas tengo tiempo para hacer trabajos de freelance fuera de la sala y solo acepto proyectos que me parecen atractivos y en los que se que voy a poder tener la misma manga ancha creativa que tengo en Dabadaba, así que no se me suele hacer demasiado distinto.
 
Tu trabajo tiene un sello muy marcado por el modernismo y por los trabajos musicales, ¿cómo entrenas por salir fuera de esa marca estilística?
 
En realidad no lo entreno ni salgo tanto de ahí, la verdad. Llevo unos meses haciendo pequeñas ilustraciones más personales (como la de la portada he hecho para esta edición) que condensan todo lo que he aprendido en estos 4-5 años de diseño gráfico que llevo, pero sigo obsesionado con las formas geométricas simples y las tintas planas y todo esa mandanga, así que la evolución de momento se esta dando más desde el concepto y el fondo que desde el cambio de estilo. 

¿Autores y cosas que te flipen y con las que juegues en tus diseños?


Bebo de todas partes, la verdad. En general cualquier cosa que salga de las vanguardias de principios y mediados del siglo pasado me suele dejar hipnotizado (Depero, Matisse, Gauguin, Lissitzky, Calder, Alvin Lustig, Frank Stella, Steinberg, Vladimir Lebedev... no sé, hay un millón), y es de donde suelo sacar muchas de mis influencias. También intento seguir las vanguardias gráficas y audiovisuales de ahora mismo, pero esto último lo hago de una manera más desordenada, a través de plataformas como pinterest o instagram.
 
No obstante, lo que más me flipa suele ser lo de encontrarme con pequeñas obras maestras anónimas en resquicios cotidianos de la cultura pop. Labels de discos con logos geniales, un anuncio con letterpress, un estampado de una camisa vintage con ilustraciones muy locas, portadas de libros de ciencias de los 60-70, una caja de cerillas de un garito tiki de california, un flyer ácido de una rave 90s... En fin, toda esa mandanga.
 
 
Pide un deseo
Ojalá aguacates a precio de zanahorias.
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