Coreógrafa iconoclasta, Rocío Molina (Premio Nacional de Danza 2010), ha acuñado un lenguaje propio cimentado en la tradición reinventada de un flamenco que respeta sus esencias y se abraza a las vanguardias. Radicalmente libre, aúna en sus piezas el virtuosismo técnico, la investigación contemporánea y el riesgo conceptual. Sin miedo a tejer alianzas con otras disciplinas y artistas, sus coreografías son acontecimientos escénicos singulares que se nutren de ideas y formas culturales que abarcan desde el cine a la literatura, pasando por la filosofía y la pintura.
Impulso. Vuelta a Uno es la pieza que convierte esta senda en un triángulo, el tercer vértice que interconecta y crea distintas posibilidades de recorrido. Al cerrar la triada conviértese todo en el relato de la plasticidad del tiempo circular que empuja a la vez hacia la muerte y el nacimiento: ida, camino y llegada; partida, búsqueda y encuentro; inicio, maduración y fin.
Estreno absoluto